domingo, 21 de agosto de 2011

Lorca 75 años de su muerte‏


Hijo de un hacendado y una maestra que le enseñó a tocar el piano desde niño, en Granada hizo estudios con jesuitas e intentó estudiar derecho en la universidad, pero abandonó la academia para dedicarse en exclusivo a la literatura, la pintura y la música.



En 1919 se mudó a Madrid donde hizo amistad con Dalí, Buñuel y Alberti. Durante este tiempo, con la publicación de Poema del cante jondo o Romancero gitano se convirtió en una suerte de juglar leyendo en voz alta sus poemas y obras de teatro.




Poemas que, combinando la magia milenaria de los romances con brillantes y novedosas imágenes, “retratan” la vida y el talante de campesinos y gitanos: jinetes solitarios, mujeres frustra­das, madres adustas y guardias civiles acosados por senti­mientos eróticos, de muerte, aventura y represión.



En el arte del pueblo encontró García Lorca una respuesta a la desolación de la vida moderna: andaluces y gitanos vivían al margen de la sociedad conservando sus danzas y canciones, en una perpetua querella contra los representantes del orden.



Seres cuya pendencia es la conquista de la libertad sensual y erótica en una sociedad que la niega agresivamente. Los sentidos invaden los versos con la áspera luz de naipe del mediodía, los machos, con una violencia sexual de navajas como peces hienden la rosa azul de los vientres femeninos, la naturaleza y los elementos poseen sentimientos y deseos tan irresistibles como los de aquellos.



Los gitanos están orgullosos de pertenecer a una tradición que se expresa tanto en la danza, los amores, los vicios, como en el viento, la luna y las máscaras de fiesta donde hasta los santos menean las caderas y la luna ostenta nardos.



A pesar de su prestigio y popularidad, luego de una crisis emocional García Lorca decidió viajar a Cuba y Estados Unidos (1929-1930) en busca de alivio y nuevas fuentes de inspiración. El viaje produjo una obra maestra: Poeta en Nueva York, el libro de nuestra lengua que hace pendant con las obras de Eliot, Pound, Celan, Auden, Thomas y O'Hara sobre el horror y la muerte en vida de las sociedades meca­nizadas.



García Lorca, poeta popular de origen rural, se encuentra, «de la noche a la mañana» frente a una ciudad y una sociedad hecha de acero y finanzas que se hunde en el gran derrumbe del capitalismo.



Mientras la casta imperial de los Vanderbilt. los Morgan, los Rockefeller hacía de las suyas en el mundo entero, millones de inmigrantes italianos, judíos, irlandeses y negros del sur de los Estados Unidos habían llegado a New York para dar testimonio de la deshumani­zación del mundo por el dinero y el fracaso de la democracia celebrada por Walt Whitman:



Que ya las cobras silbarán por los últimos pisos,

que ya las ortigas estremecerán patios y terrazas,

que ya la Bolsa será una pirámide de musgo,

que ya vendrán lianas después de los fusiles

y muy pronto, muy pronto, muy pronto.

¡Ay. Wall Street!



New York, símbolo infernal de la vida del siglo XX, máquina destructora de la conciencia, devoradora del ser, partera de la soledad y soledad ella misma, emperatriz del mundo que separa al hombre «debajo de las multiplicaciones, debajo de las divisiones», donde nadie parece ser y donde un día todo estará al revés:

http://www.poesia-irc.com/j/index.php?option=com_content&view=article&id=8795:lorca-75-anos-de-su-muerte&catid=15:noticias-general

No hay comentarios:

Publicar un comentario