jueves, 17 de marzo de 2011

Gabriel Celaya, cien años de poesía y conciencia

Se cumple un siglo del nacimiento en Hernani de Gabriel Celaya (1911-1991), quien fuera uno de los poetas más populares del siglo XX, y representante cualificado de la llamada poesía social, pero cuya obra, tanto poética, como teórica y crítica, abarca horizontes de mayor significación.


Si Celaya fue, junto con Blas de Otero y Eugenio de García de Nora, la voz de aquella poesía de conciencia histórica, también fue sin duda el mayor teórico de la poesía social, para lo que bastaría con asomarse a sus ensayos, reunidos en su mayor parte en el volumen editado por Antonio Chicharro en Visor, y promovido por la Diputación de Guipúzcoa, institución que guarda el fondo documental del poeta. Celaya fue el principal inspirador de una manera de entender la poesía que «nacía del hombre y volvía al hombre».



El centenario coincide a su vez con el veinte aniversario de su muerte, que acaeció en Madrid, el 18 de abril de 1991. Diversos actos conmemorativos se perfilan para recuperar la memoria de quien, según el poeta Ángel González, «es una referencia indiscutible en la poética de nuestro tiempo».



Su obra -que va del surrealismo a la poesía órfica, recorriendo por trechos la poesía existencial y social-, el cuerpo teórico de sus poéticas, sus estudios sobre los poetas, fundamentalmente sus contemporáneos, su teatro y su presencia social le dan la razón al autor asturiano.



Celaya es uno de los poetas del siglo XX que más reflexionó sobre la propia poesía, y que, en contra de una cantinela ya manida, llenó su obra de referencias clásicas, de una tradición literaria que nace en Creta, y que queda patente en su último libro, 'Orígenes' (1990), editado por la UPV.



Pero el esqueleto intelectual de Celaya no puede comprenderse si se descuida la rigurosa formación del escritor, que arranca en su juventud en San Sebastián, en un ambiente de recepción de las vanguardias, en las que actúa como embajador principal el arquitecto José Manuel Aizpurúa.



A su despacho llegaban las publicaciones que daban cuenta de todo lo referente al arte y la literatura de principios del siglo XX, y en aquellas publicaciones, jóvenes como Jorge Oteiza, Gabriel Celaya y el también poeta Joaquín Gurruchaga, tomaron contacto con los nuevos lenguajes. De hecho, Celaya comenzó pintando, y aún se conservan una buena colección de sus apuntes y dibujos e incluso algún óleo.



La Residencia

Muy poco antes de iniciarse la Guerra Civil, Celaya publica con su verdadero nombre, Rafael Múgica, el primer libro de poemas, 'Marea del silencio' (1935).



Acababa de terminar Ingeniería en Madrid, y al incorporarse a la empresa familiar traía consigo el bagaje de la mejor formación intelectual y artística que le tocó en suerte, al poder vivir el espíritu, las ideas y el aliento renovador de la Residencia de Estudiantes.



Allí conoció de cerca a Juan Ramón Jiménez, Unamuno, Picasso, Buñuel, Dalí, Lorca, y otros grandes poetas extranjeros, como Eluard, pero también científicos como Einstein. Celaya no perdió el tiempo en sus cinco años en Madrid.



Además de su formación, que le ayudará a construir los cimientos de una mente muy organizada, el joven poeta asiste a todas las conferencias que se imparten en la Residencia, vive la explosión cultural de la II República, y lee, estudia y repasa la poesía clásica, y la de aquellos poetas del 27, algunos de los cuales tuvo como amigos, como Lorca, o Alberti.



Neruda, que llegó a Madrid a lanzar la invectiva contra el poeta mayor, Juan Ramón, trató cordialmente a Celaya, sin duda por mediación de Lorca, le corrigió alguno de sus poemas, como consta en manuscrito, y celebró la «forma» de su poesía.
http://www.poesia-irc.com/j/index.php?option=com_content&view=article&id=7315:gabriel-celaya-cien-anos-de-poesia-y-conciencia-&catid=15:noticias-general

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