domingo, 6 de noviembre de 2011

Es otoño en poesía

Hay poetas que, como seductores seducidos, nunca dejaron de amar en poesía y lo hicieron incendiando la tibieza de la melancolía opaca. Es el caso de Rafael Alberti, que lo vivía en la pupila de un viento de otoño, el que nos sobresalta en una tarde de nostalgia: «Tú no te irás, mi amor, aunque lo quieras. / Tú no te irás, mi amor, y si te fueras, / aún yéndote, mi amor, jamás te irías». Era el amor de la clemencia retornada, de aquel «Ven. Ven. Así. Te beso...». Era así el amor palpitante en lo oscuro, en la quemante y sola oscuridad. Incluso antes de un viaje infinito («Te digo adiós, amor, y no estoy triste»),
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2011/11/06/poesia/362344.html?utm_source=rss

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