jueves, 9 de diciembre de 2010

Clemente Althaus Flores


Clemente Althaus Flores (Lima, 4 de octubre de 1835 - París, 1881) fue un poeta, dramaturgo y traductor peruano. Junto con Juan de Arona, Ricardo Palma, Carlos Augusto Salaverry y Luis Benjamín Cisneros, forma el grupo de figuras centrales del Romanticismo peruano, aunque, según ha observado el crítico Luis Alberto Sánchez, su poética pretende más bien emular al clasicismo. Perteneciente a una familia acomodada, fue hijo de Clemente Althaus von Hessen, un militar alemán de origen noble al servicio del Perú, de quien Flora Tristán, la líder feminista y socialista, trazó un retrato en sus Peregrinaciones de una paria. No pudo conocerlo, ya que murió a los cuatro meses de nacer. Su madre, la dama arequipeña María Manuela Flores del Campo, falleció también cuando contaba diez años, en 1845. Acaso esta falta de vínculos familiares desequilibró algo su espíritu. Estudió la enseñanza secundaria en el Instituto Nacional de Santiago de Chile entre 1846 y 1851. Allí tuvo maestros europeos que lo familiarizaron con los idiomas modernos. De vuelta en Lima, ingresó al Convictorio de San Carlos, crisol de la intelectualidad limeña. No destacó como estudiante. Desde muy joven fue presa de la neurosis. Empezó a publicar en el diario El Comercio de Lima en 1855. A manera de terapia, viajó por Europa entre 1855 y 1863 y tuvo oportunidad de recorrer durante esta larga estancia los países más importantes del subcontinente: Francia (1855-57), Inglaterra (1857), Italia (Nápoles, Roma, Florencia y Génova entre 1857 y 1859), España (Madrid y Cádiz, 1859-1860), Alemania (1861 a 1862) y de nuevo Francia (de 1862-63). Italia lo impresionó fuertemente, en especial la poesía pesimista de Giacomo Leopardi. Visitó con devoción los museos y lugares históricos. El arte italiano inspiró también muchos de sus poemas, por ejemplo los cuadros de Rafael Sanzio. Se familiarizó con las letras clásicas y las corrientes literarias en boga, al punto de convertirse en uno de los escritores más cultos de su tiempo. Tradujo poemas clásicos y románticos italianos, en especial Petrarca, y Salmos de la Biblia. Las traducciones del italiano fueron apareciendo en el diario La Patria de Lima en 1873 y luego completas, revisadas y ampliadas en El Comercio de Lima en 1874. A su regreso a Lima en 1863 ocupó durante unos años un empleo en el Ministerio de Hacienda. Incómodo en ese puesto, pasó a ser censor de teatros y Profesor del Curso de Literatura del Convictorio de San Carlos por obra de un nombramiento directo del Presidente-Dictador, el coronel Mariano Ignacio Prado, quien así agradecía a Althaus su encendido poema patriótico al Dos de Mayo, el de 1866, fecha del bombardeo por la escuadra española del puerto del Callao, durante la guerra de Chile y Perú contra España, y seguramente también otros poemas como el escrito el 9 de diciembre de 1865, dedicado "Al coronel Don Mariano Ignacio Prado, dictador del Perú". Publicó en Lima un grueso volumen de sus Obras poéticas (1871). Pero nuevamente se sintió impelido a mitigar sus angustias en un viaje a Europa y llegó a París, probablemente en 1879. Manifestó nuevamente los síntomas de desequilibrio nervioso, que lo llevó al estado de locura que le acompañó en su muerte, en un manicomio de París (1881). Crítica Su contacto con la cultura de Europa, en especial con la del Renacimiento, hizo que se inclinara hacia la perfección de las formas poéticas, constituyendo las formas clásicas su inspiración predilecta. No destaca a gran altura, pero al menos se singulariza por su pericia entre los poetas de su tiempo. Ello concede a su arte un estilo excepcional, pero a la vez sacrifica frecuentemente la intensidad de su sentimiento romántico a la convencional estrechez de esas formas. Menéndez Pelayo, en su Historia de la poesía hispanoamericana, considera a Althaus un poeta que "aspiró a la pureza clásica sin conseguirla más que de lejos", recordando la imitación leopardiana de "El último canto de Safo". Para Luis Alberto Sánchez, más que romántico, parecía más bien un “clásico retrasado”. Movido por el afán de originalidad, de cuando en cuando practica el verso corto, parodiando el yaraví indígena, tratando de remozar, pero aun así es visible las huellas que en él dejaron las lecturas de autores europeos. La tristeza ronda su poesía, pero no es una tristeza al modo de los románticos, vocinglera y exasperada, sino una tristeza regular, uniforme; una tristeza que suena a resignación, más bien pesimismo que tristeza. Un tema recurrente en su poética es la música (una larga composición de fechada en 1858 se titula "A la música"), así como su atracción por la figura de Fray Luis de León. Destacan también sus composiciones de carácter patriótico. Obras Publicó: Poesías patrióticas y religiosas (París, 1862) Poesías varias (París, 1863) Obras poéticas. (1852-1871) (Lima, 1872) De sus años juveniles ha quedado una novela, inconclusa, titulada Coralay (publicada en La Ilustración, Nº 1 a Nº 11; Lima, 2 de abril a 27 de julio de 1853). Sus traducciones de poesías de autores italianos, publicadas en el diario El Comercio de Lima entre 1873 y 1874, fueron recopiladas por Estuardo Núñez en una edición de Sonetos italianos (Lima, 1951). Como signo de su versatilidad creadora, dejó también un drama, Antíoco, estrenado en el Teatro Principal de Lima el 24 de marzo de 1877. Bibliografía Sánchez, Luis Alberto: La literatura peruana, tomo III. Lima, Ediciones de Ediventas S. A., 1965. Rovira, José Carlos: Clemente Althaus y la tradición italiana 1995. Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 1. AAA-ANG. Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-150-2 http://es.wikipedia.org/wiki/Clemente_Althaus http://www.poesiacastellana.es/index.php?option=com_wrapper&Itemid=31

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